En los últimos años en muchas ocasiones hemos asistido a intentos de asimilación del 15M por parte del sistema. Y no son raras las invocaciones en discursos políticos que esconden sus aspectos más incómodos para el Régimen del 78 y los intereses a los que sirve.
Pero tenemos memoria, y sabemos que el 15M fue fruto precisamente del fracaso del sistema en ofrecer una perspectiva a la mayoría de la población. Fue producto del paro, la caída de ingresos, del rescate bancario, de los recortes y la austeridad, de la estafa hipotecaria… También del cansancio del bipartidismo, de la corrupción y de una democracia limitada plegada a los intereses de unos pocos. Comprendemos igualmente que el 15M fue la explosión que abriría un ciclo de movilizaciones masivas al margen del sistema que se extendería hasta 2014 cuando cristalizaron las Marchas de la Dignidad.
La desobediencia civil, la ocupación del espacio público, la organización y participación directa, la politización de amplias capas de la población… Fueron señas de identidad de todo aquel ciclo que hoy nos quedan como una imprescindible experiencia para afrontar las grandes luchas del mañana (que vendrán).
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La foto de cabecera es del 20 de mayo en la Plaza del Pilar, 3 días después del comienzo de la acampada y 5 de la celebración de la manifestación del 15M.