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Activismo social y político x Pablo Hijar.

No necesitamos que nadie nos dicte el camino, simplemente hay que recorrerlo hasta ganar.

Vecinas y vecinos de Zaragoza llevamos meses empujando para hacer realidad una candidatura de convergencia social y política para las próximas elecciones municipales. Hoy ese proyecto colectivo ya es un realidad.

Junto a otras y otros he decidido presentar mi candidatura a las primarias de Ganemos Zaragoza. En la inscripción de candidaturas, nos lanzaron dos preguntas que luego vendrían bajo el enunciado «descripción» y «motivación». A continuación publico mis respuestas que figuran en la página de Ganemos Zaragoza, donde también puedes conocer todas las candidaturas y las respuestas de otras compañeras y compañeros.

¿Quién eres? ¿Qué has hecho?

Más que hablar de quién soy, prefiero hablar de quiénes somos. No creo que los currículums, ni la competencia entre iguales, ni el mérito individual puedan resolver ni uno sólo de los problemas de los barrios de Zaragoza, ni de la gente que los habita.

Precisamente si algo he aprendido, desde que en 1993 me enrolé con 15 años en la lucha estudiantil en defensa de la enseñanza pública, es que los problemas colectivos necesitan de soluciones colectivas y que para lograrlas es imprescindible la participación directa de la gente en los problemas que le atañen.

22 años después sigo creyendo en la infinita capacidad de la gente para organizarse y afrontar sus propios problemas. En medio de una crisis política, económica y social sin precedentes para muchas generaciones, la organización colectiva es la única esperanza posible que se cimenta desde hechos materiales. Me encontré con muchas y muchos en las plazas con la explosión de indignación y participación social que originó el 15M y también con muchas otras personas construimos plataformas vecinales contra los efectos de la crisis en nuestro barrios -como en mi distrito con la experiencia de la Plataforma Solidaria de Actur Parque Goya-. Gentes de ambas experiencias colectivas confluyeron para paralizar por primera vez un desahucio en Zaragoza en julio de 2011 que posteriormente daría lugar a la creación de la plataforma Stop Desahucios Zaragoza. Plataforma en la cual todos y todas hemos aprendido mucho de como usar la organización social y la desobediencia civil para enfrentar leyes injustas y criminales. Un curso acelerado de como garantizar derechos y dignidad aún cuando las administraciones incumplen sus obligaciones. Es un auténtico privilegio ser alumno en esta auténtica escuela de lo colectivo y el apoyo mutuo frente al callejón sin salida de lo individual que me ha permitido participar en experiencias tan ricas como la que construyen las familias de La Esperanza del Gancho. Familias que han recuperando el primer bloque de la SAREB (Banco Malo) y reclaman un alquiler social desde el corazón de Zaragoza en el barrio de San Pablo. También me demostraron muchas y muchos lo que es la dignidad en aquellas marchas ya históricas en las que desde la base de las luchas sociales y sindicales construyeron el 22M del año pasado un torrente que plasmó en la calle la necesidad de un frente común para lograr algo tan urgente -y desgraciadamente hoy tan revolucionario- como “pan, trabajo, techo y dignidad”.

¿Quién ha defendido mejor las viviendas que sus propios habitantes organizados en plataformas de afectados por los desahucios? ¿Quién ha luchado más y mejor por el empleo y los servicios públicos en nuestra ciudad que los propios trabajadores organizados en sindicatos y asambleas? ¿Quién ha peleado por unos barrios mejores mejor que sus propios vecinos organizados en asociaciones y plataformas vecinales? ¿Quién ha defendido los derechos de la mujer, mejor que las propias mujeres? ¿Quién lucha mejor por la sanidad pública que los usuarios y los trabajadores sanitarios? ¿Quién peleará mejor por la dignidad en las jubilaciones que los propios jubilados?

Si queremos recuperar Zaragoza para nosotros, para la inmensa mayoría de la sociedad… Será mejor que hablemos de “somos”. Si los trabajadores y los sectores populares queremos protagonizar un cambio social que empieza por nuestros municipios sólo será posible si muchos de nosotros nos implicamos en ello. Estoy convencido de que Ganemos Zaragoza desde su enorme pluralidad es hoy la expresión colectiva de esta necesidad.

¿Porqué te quieres presentar? ¿Qué aportarías a una candidatura municipal para Zaragoza?

Desde el estallido de la crisis la emergencia social se ha instalado como algo cotidiano. Paro, salarios de miseria, familias sin ingreso alguno, desahucios, recortes, cierre de pequeños negocios… Zaragoza no ha escapado. Cientos de desahucios cada mes en nuestros barrios, miles de familias viven con ingresos de miseria o en ausencia de ellos. Prestaciones sociales insuficientes que obligan a recurrir a los distintos programas de reparto de alimentos. Las solicitudes del IAI se hacen eternas y miles de vecinos reclaman un alquiler social en las bolsas de vivienda del Gobierno de Aragón y del propio Ayuntamiento. Los servicios públicos se degradan ante la falta de inversiones, cuando no recortes directamente. Mientras las grandes contratas y los bancos vampirizan el presupuesto de la ciudad. Los servicios sociales del Ayuntamiento están desbordados y dimensionados para una época anterior a la actual. Lo mismo ocurre con el parque municipal de vivienda, que debería multiplicarse por 3 de forma urgente. En lugar de crear empleo, el Ayuntamiento y las administraciones públicas amortizan plazas y acatan las imposiciones del Gobierno y La Troika.

No os cuento nada nuevo, nada que no sepáis. E incluso habrá a quién le resultará aburrido que hablemos de nosotros mismos. Pero despreciando esa base material que afecta a la mayoría de la sociedad es imposible dar ni un sólo paso adelante. Precisamente son las enormes necesidades sociales las que empujan un cambio obligado en la forma de entender los gobiernos y las administraciones públicas. Estas no pueden estar por más tiempo secuestradas por los intereses de unos pocos. Hay que romper definitivamente con un modelo de ciudad herencia de la especulación urbanística y los grandes eventos. No se trata de ajustar cuentas con quienes sucumbieron a la presión del “gran consenso”, no es necesario pues hoy ya nadie cuestiona que ese modelo de ciudades fue precisamente uno de los factores determinantes en el desastre social que hoy vivimos. Si hacemos balance, los ganadores netos de todo este proceso son unos pocos. ¿Cuántos empleos quedan de aquel modelo? ¿Cuántos comercios de nuestros barrios han sucumbido a la crisis y la proliferación de grandes centros comerciales? ¿Quién paga el precio de las infraestructuras sobredimensionadas?

Y lo que está en juego es lograr un Ayuntamiento comprometido con los barrios y las necesidades esenciales de las personas que lo habitan. Un Ayuntamiento que haga realidad lo de “primero la gente”. Tenemos la oportunidad de que los platos rotos los paguen los que los rompieron, es imposible un Ayuntamiento al servicio de la gente si este continúa asumiendo como deuda de todos la generada por un modelo de ciudad que sólo benefició a una minoría. Necesitamos una moratoria del pago de la deuda municipal para someterla a una auditoria ciudadana y establecer así que parte de la misma es ilegítima y por tanto no debe pagarse. Más de 80 millones de euros del presupuesto municipal se dedican a pagos al sector financiero. Necesitamos también recuperar los servicios públicos municipales en manos de multinacionales que encarecen el coste del servicio y cuentan con un beneficio garantizado en los contratos. Y necesitamos dedicar todos esos recursos, y otros salidos de una política de tasas que haga realidad de forma nítida lo de que paguen más los que más tienen, en aumentar el parque municipal de vivienda social; dotar de medios suficientes a los servicios sociales, mejorar todos los servicios municipales -transporte, agua, limpieza, mantenimiento…-; impulsar equipamientos pendientes en los barrios en lugar de regalar el suelo público a entidades privadas; o en la creación de empleo decente tanto público, como potenciando el cooperativismo y otras formas de propiedad social ligadas a la realidad industrial, de servicios y agricultura de nuestro entorno metropolitano.

Mi compromiso es con esas ideas y entiendo este compromiso como colectivo. Sólo así podremos acometer una tarea que chocará con los defensores de lo establecido, con las leyes de la austeridad, con los recortes… Y estoy convencido que sólo desde la organización y la movilización social será posible hacer realidad la Zaragoza que necesitamos. No necesitamos que nadie nos dicte el camino, simplemente hay que recorrerlo hasta ganar.

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